Pareciera que asistiéramos a un nuevo episodio de una serie de televisión por entregas. No nos despegamos de las principales cadenas televisivas o de Internet para seguir las andanzas, en realidad los entuertos en que incurren a cada instante quienes son llamados a resolver la crisis, en realidad, la debacle del sistema financiero y económico norteamericano. No son en absoluto héroes, Los principales responsables del peor descalabro, siguen a resguardo y más aún, se propuso un plan de salvataje que pretende darles un cheque en blanco y sin garantías.
Un descalabro que comenzara a hacerse visible con la quiebra de uno de los grandes bancos de inversión norteamericanos (Lehman Brothers), poseedor de una deuda de 600.000 millones de dólares; que siguió con la nacionalización de una aseguradora, con obligaciones por un billón de la misma moneda; y como si fuera poco, en una suerte de efecto dominó, fue liquidada otra banca, Merril Lynch, en beneficio de un competidor, Goldman Sachs, el cual fue socorrido a su vez por el Banco Central, que le aseguró su respaldo al reconvertirlo en un banco comercial. Es decir, que esto viene desde hace bastante tiempo, y hoy estamos asistiendo algo así como al epílogo de esta teleserie, que incluye un derrumbe sin efectos especiales ni fanfarrias, algo tan del gusto norteamericano, que se inició el año pasado, cuando se hizo evidente la crisis inmobiliaria norteamericana.
Debería parecernos grave esto y lo es, porque todo un sistema, a escala planetaria y en un mundo globalizado, se viene abajo. Pero, la verdad sea dicha, acaso no lo esperábamos? Acaso, no era eso lo que queríamos? No era eso lo que preconizara Marx? Que uno de los modelos más perversos, ese que sólo favorece a un determinado sector precisamente aquel que concentra el mayor capital, condenando a las grandes mayorías a la pobreza y la explotación, se derrumbaría? Porque, como han señalado economistas en América Latina, esta no se trata de una crisis focal, sino que tiende a expandirse y no puede resolverse con pañitos calientes como pretende Bush. Porque la crisis está en las bases, en las mismas estructuras del modelo capitalista.
Y no somos privilegiados por estar asistiendo, quizás siendo partícipes de un suceso vital en el devenir histórico contemporáneo? Una suerte de fin de la historia, pero no como escribiera Francis Fukuyama para justificar el supuesto fin de las ideologías con el capitalismo triunfante, sobre los cadáveres de todos los demás modelos. No. Es el fin, pero del modelo capitalista. Un fin que puede durar años, como una lenta agonía.
Sin embargo, esta explosión, cuya onda expansiva aún no percibimos del todo, se llevará por delante a todos aquellos que, cual si fuera un texto bíblico, consideraban la liberalización de capitales y mercancías, la desregulación financiera, la conducción del Estado a la languidez por vía de privatizaciones y la reducción del presupuesto estatal en áreas sociales, como si fuesen leyes sagradas. Son los fundamentos del neoliberalismo en los que, los fundamentalistas del mercado nos quisieron hacer creer y que padecimos en América Latina por décadas con sus paquetes económicos como los que hicieron estallar la protesta social el año 1989 en Venezuela. Como el que padecen millones de chilenos desde la época nefasta de Pinochet y ahora, con los arrogantes economistas de la Concertación.
Lamentablemente, esta debacle arrastrará consigo a todas las naciones periféricas cuyas economías, en su mayoría exportadoras de materias primas, dependen de las divisas que provienen del consumo de los países ricos del norte. Nuestros países son productores de materias primas y una recesion que afecte a los grandes consumidores del norte nos va a afectar.
En Venezuela, según especialistas, la estrategia tiene que centrarse en la integración y autonomía del sistema financiero. El presidente Hugo Chávez ha tomado las previsiones trasladando hace tiempo, las reservas que se encuentran a resguardo en otros países. Chávez insistió en que "no debemos perder ni un día más en la activación del Banco del Sur (...) para traer nuestras reservas y asegurar el desarrollo de nuestros pueblos y definitivamente desengancharnos del nefasto sistema neoliberal que está acabando con el mundo.”
El mundo asiste, en el momento actual, al fin de una etapa histórica y al colapso del modelo económico neoliberal, paradójicamente como consecuencia de la aplicación de sus propios preceptos ideológicos. Se derrumban los mitos del neoliberalismo frente al innegable hecho de que no puede haber desregulación del mercado y las transacciones financieras tiene que responder a la economía real y no a la especulación, que es la base real del modelo capitalista, intrínsecamente perverso, el cual ha conducido a la concentración de la riqueza y a la expansión de la pobreza a nivel global.
Viene entonces, un proceso de restructuración y América latina que ya tomó el rumbo de buscar un nuevo camino a través de democracias participativas y protagónicas en vías al socialismo, como en Bolivia, Ecuador y Venezuela, debe replantearse un programa que favorezca la construcción de un organismo financiero autónomo. Cobra importancia el Banco del Sur, que permita un banco de inversión para la región porque como países tenemos todas las potencialidades, gracia a la diversidad de recursos estratégicos con que cuenta la región como petróleo, gas, agua, minerales, biodiversidad y, lo más importante, capital humano. También es necesario favorecer el mercado interno, crear un fondo de reserva para que el ahorro que genera la región no se vaya al exterior si no que se quede aquí, en inversión social y productiva que promueva proyectos de inversión productiva y genere fuentes de empleo. Por ejemplo, implementar una política de integración para el continente que favorezca la soberanía agroalimentaria y la producción de medicamentos genéricos de alta calidad.
Ahora la principal economía capitalista no sólo se tambalea, es que va en picada, por más que digan que eso se resuelve con 700 mil millones de dólares. Lo que deja en evidencia, además, que el gobierno norteamericano mintió al reducir gastos en salud, educación y seguridad social, alegando no contar con los recursos necesarios. Pero sí los tiene para salvar la banca. EE.UU es un país endeudado, con déficit tanto en la balanza comercial como fiscal, empantanado en una guerra sin salida tras invadir Irak y Afganistán y que cree que girando papeles sin valor podrá salvar, no al país y a sus habitantes comunes y corrientes, sino a los grandes empresarios, a los magnates y dueños del capital, a aquellos que han concentrado por años la riqueza en desmedro de las grandes mayorías.
El Premio Nóbel, Josep Stiglitz, reflexionaba, a propósito del fin del neoliberalismo, y planteaba que el fundamentalismo de mercado neoliberal siempre había sido una doctrina política “que sirve a determinados intereses. Nunca ha estado respaldado por la teoría económica. Y, como debería haber quedado claro, tampoco está respaldado por la experiencia histórica.” Lamentablemente, la experiencia histórica también nos dice que, para resolver crisis similares a la vivida, EE.UU ha optado siempre por la guerra. Será esta una excepción?
Reflexiones acerca de América Latina, ensayos políticos, literarios, noticias y algo de mi narrativa.
martes, 30 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mirando Valparaíso desde el Cerro Cordillera, 2002

Mi casa era el viento ululando por Valparaíso,/las luces de Quintero/los perros vagos deambulando por las calles.
En las alturas titeremundanas
John Márquez tras la cámara y Rodrigo Acosta en la dirección del programa infantil Títere Mundachi.
En el bosque titeremundano...
Aunque algunos parezcan mutantes... Noo! Es Títere Mundachi
Grabando en Mérida el programa infantil que dirige Rodrigo Acosta. Un montón de locos creativos con él a la cabeza han dado cuerpo a esta serie televisiva.
En pleno rodaje y con mucho frío.
Un felino porteño

Personaje característico de las calles de Valparaíso, visto por Marcela Latoja.
La ciudad que se deshace lentamente.

Siempre Valparaíso, por Marcela.
Subiendo hacia el Cerro Concepción.

Los colores de la ciudad. By Alex Aguero.
Siempre presente... Allende.

Bajando por Almirante Montt, hacia Plaza Aníbal Pinto. Otra foto de Alex Aguero.
En pleno Almendral, mi escuela.
Escuela Ramón Barros Luco, Valparaíso. Es una construcción que data de 1926 y debe su diseño al arquitecto Alfredo Azancot. Conjuga diversos estilos y aunque ha sido modificada en su interior, aún conserva su misterio, como sus fantasmas, por ejemplo. Quienes estudiamos allí tenemos más de una historia al respecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario