domingo, 21 de septiembre de 2008

A propósito de la ética revolucionaria...mi experiencia venezolana

Existen muchas dificultades que, como sociedad, debe enfrentar Venezuela, cuando se habla de modificar esos valores que proceden de una formación inmersa en una sociedad capitalista, donde campean el egoísmo y el individualismo. Por tanto es lógico que valores y conductas que de dicho modelo se desprenden, correspondan a este modelo de sociedad que aún padecemos. Y no siempre los que más predican son quienes más practican. Abundan dirigentes o líder cuya praxis dista mucho de ser revolucionaria, con toda la poderosa carga que esa palabra lleva. Pero al margen de la semántica, hablamos de ética y de inmediato saltan a la palestra las conductas de los funcionarios (buenas, malas, deplorables) o los escritos de los intelectuales, y, sin embargo, olvidamos, que esa ética revolucionaria ya se ha estado manifestando de diversas formas en la praxis cotidiana del pueblo venezolano.

Por ejemplo, está la conducta de las mujeres durante el paro petrolero y que retrata en los envases de leche y otros productos de Mercal, el dibujante Tano. La actitud exhibida entonces por hombres y mujeres, en interminables colas, la organización de la población en general, la disciplina, o el simple hecho de llevar un juego de dominó y compartir con los vecinos de ese momentáneo infortunio, hablan ya de un comportamiento nuevo, de una forma otra de enfrentar las dificultades. Existen ejemplos, anónimos en su mayoría, como la de los motorizados que actuaron como mensajeros para mantener informados a los barrios durante el golpe. Porque allí está presente la solidaridad, la elevada moral de una población que no se dejó arrastrar hacia otras conductas que eran las que la oposición buscaba.

Acostumbrados a despreciar a los pobres, a esperar y propiciar en ellos, conductas violentas, los oligarcas venezolanos no imaginaron jamás que ese mismo pueblo podía implementar sus propias estrategias para hacerles frente; con mecanismos creativos, originales o tomados de la realidad y experiencias de otros pueblos, pero adaptados a su propia idiosincrasia. Menos esperaban muestras de dignidad, de apego a esa Constitución, leída, discutida y estudiada por la gran mayoría de los “marginales” a los que constantemente se califica de analfabetas e ignorantes.

El pueblo no ha dejado de ser crítico, y no piensa tanto, como antes, que está con el gobierno en tanto padre benefactor que resuelve sus problemas. Si ha creído y apoyado este proceso es porque éste ha sido producto de sus propias luchas, esfuerzos, sacrificio y sangre, como cuando salió a la calle con su convicción y su conciencia revolucionarias como únicas armas para enfrentar al fascismo durante el golpe de estado de abril de 2002.

Hoy son los Consejos Comunales una de las oportunidades para mostrar niveles de organización, de conciencia, de ética; Espacios donde el pueblo, hecho poder constituyente, muestra con creatividad y esfuerzo, y que está preparado para gobernarse. Para eso también se necesita del estudio, como señala el presidente Chávez, por cuanto una sociedad que aspira al socialismo, requiere formación política e ideológica para enfrentar las diversas formas de atacar que tiene el imperio, y así no caer en conductas desviacionistas, reformistas o francamente contrarrevolucionarias. Esencial entonces, que la denominada Jornada Moral y Luces, en el marco del Tercer Motor, acreciente los niveles de formación de la población, de conciencia revolucionaria y no se queden en la mera retórica.

La tentación de vivir en un país extremadamente rico, hace que muchos caigan en el “cuanto hay pa´eso”, en donde nada se hace si no hay dinero de por medio, donde no se tiene mucha conciencia de lo que es, por ejemplo, el trabajo voluntario y donde muchos dirigentes revolucionarios se han dedicado a cooptar y tutelar a organizaciones populares.

El Estado venezolano aún no es lo suficientemente fuerte, eficiente y transparente pues en éste persisten numerosos resquicios, fracturas, que nos hacen permeables, susceptibles y por donde se cuelan lacras como la corrupción o el burocratismo en las instituciones, en mujeres y hombres. De allí el interés del Presidente por transformarlo, y de ahí la importancia de la contraloría social ejercida por el pueblo organizado, de las nuevas propuestas. En las discusiones en torno a la modificación del texto constitucional, ese poder contralor deberá alcanzar rango legal, vinculante, porque de otra manera seguirá siendo una voz ante la cual el poder constituido hará oídos sordos; para éste último, el ejercicio del poder público acarrea responsabilidades individuales por abuso o desviación de ese mismo poder, tal como reza el artículo 139 del texto constitucional y si están donde está y sigue ostentando los cargos que ostenta, ha sido gracias a ese pueblo anónimo, cuyo creciente grado de conciencia, forma hoy, parte de la ética revolucionaria.

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Mirando Valparaíso desde el Cerro Cordillera, 2002

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Mi casa era el viento ululando por Valparaíso,/las luces de Quintero/los perros vagos deambulando por las calles.

En las alturas titeremundanas

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John Márquez tras la cámara y Rodrigo Acosta en la dirección del programa infantil Títere Mundachi.

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En el bosque titeremundano...

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Aunque algunos parezcan mutantes... Noo! Es Títere Mundachi

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Grabando en Mérida el programa infantil que dirige Rodrigo Acosta. Un montón de locos creativos con él a la cabeza han dado cuerpo a esta serie televisiva.

En pleno rodaje y con mucho frío.

Un felino porteño

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Personaje característico de las calles de Valparaíso, visto por Marcela Latoja.

La ciudad que se deshace lentamente.

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Siempre Valparaíso, por Marcela.

Subiendo hacia el Cerro Concepción.

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Los colores de la ciudad. By Alex Aguero.

Siempre presente... Allende.

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Bajando por Almirante Montt, hacia Plaza Aníbal Pinto. Otra foto de Alex Aguero.

En pleno Almendral, mi escuela.

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Escuela Ramón Barros Luco, Valparaíso. Es una construcción que data de 1926 y debe su diseño al arquitecto Alfredo Azancot. Conjuga diversos estilos y aunque ha sido modificada en su interior, aún conserva su misterio, como sus fantasmas, por ejemplo. Quienes estudiamos allí tenemos más de una historia al respecto.