“Cuando uso una palabra esta quiere decir lo que quiero que diga, ni más ni menos” Quien dice esto es Humpty Dumpty, el personaje de Carroll en Alicia en el país de las maravillas, no, no se trata de un dueño de medios de comunicación venezolano, aunque lo pareciera. Alicia, que equivale a la hasta hace poco ingenua opinión pública venezolana reflexiona:”La pregunta es, si se puede hacer que las palabras puedan decir tantas cosas diferentes.” La respuesta de Humpty Dumpty es demoledora y la baja de la nube de un solo porrazo: “La pregunta es saber quien es el que manda, eso es todo”. Sí, eso es todo. Saber quién es el que crea, define y domina la realidad. Así que déjate de creer, niña, en la bondad natural de los seres humanos y en que si dialogamos y hacemos entender a los otros que están equivocados, éstos cederán ante nuestro discurso, dirán que teníamos razón y todos felices y contentos. No más opresores y oprimidos. Poder hegemónico y hegemonizados. Dominadores y dominados. Oligarquía criollo/ pueblo. No, esa dicotomía no se resuelve sino con ¡Horror! una lucha de clases. Porque ésta no ha terminando aunque quisieron hacernos creer en aquello del fin de las ideologías, de las utopías y nos envolvieron en ese suave manto de artificial posmodernidad.
El lenguaje no es inocente, es perverso, y un sector lo domina y hace que creamos, veamos lo que ellos quieren, amemos u odiemos según sus intereses. Nos entregan una visión del bien y del mal. En Venezuela hace tiempo que Alicia perdió la candidez respecto de las cosas que se dicen en los medios de comunicación. Las lecturas ya no son inocentes, de lo contrario se corre el riesgo de volverse loco ahogándose en un mar de mentiras, de ideas confusas y difusas. Algunos ya lo están en Venezuela desde que este gobierno comenzó, pero no lo saben, como todo loco. Y no van más allá del análisis que indica que Chávez es el culpable absolutamente de todo, desde el cambio climático, al aumento de la delincuencia, la crisis inmobiliaria norteamericana o la ausencia de alimentos en las estanterías de los supermercados o el aumento del narcotráfico en el mundo. Conducta histérica que sirvió para que estrategas y ejecutores del golpe de estado fallido del año 2002, guiaran al matadero a miles de personas, creando esa falsa imagen de todo un país contra el dictador Chávez del que había que salir a como diera lugar.
Eran los dueños del lenguaje y de los medios y lo siguen siendo y a cada momento nos lo hacen saber. Constituyen un poder perverso. Sin embargo, a cada momento también, las comunidades organizadas luchan por ganar espacios, crear los propios a través de mecanismos alternativos de comunicación, con espíritu crítico, con no poco esfuerzo, con errores, con desaciertos, con ganas, con originalidad, con esperanzas. Falta saber si llegaremos a tener un lenguaje propio. Una simbología original. Porque el que existe se lo adueñaron los que controlaron históricamente todo. Entonces, cómo resemantizar? Cómo decir las cosas de modo distinto? Cómo construir nuestros propios símbolos?
Así, este país hoy, es el más interesante laboratorio de la guerra mediática y no es poco lo que se encuentra en juego. Desde un proyecto político ideológico en plena gestación hasta la esperanza de los pueblos del continente en un futuro mejor, quienes, gracias al ejemplo venezolano vieron que sí se podía. O desde el control de los recursos energéticos estratégicos que permiten a occidente la mantención del modelo capitalista hasta la existencia de la multipolaridad que evitaría que fuésemos finalmente devorados por el Imperio hegemónico como poder único al que nadie se le opone. Y es por eso que las grandes trasnacionales mediáticas han afinado y enfilado sus baterías hacia Venezuela y su gobierno. Porque Venezuela dijo su YA BASTA!! Y eso, claro, resulta intolerable al Imperio y a quienes, en nuestro país, defienden esos mismos intereses.
Errores se perciben a cada instante en este proceso. Me preocupa, por ejemplo, que el sistema de radares del Ejército esté obsoleto. Un elemento básico de estrategia, de defensa de la territorialidad, de soberanía. Me preocupa que el organismo que debe defender los derechos de los consumidores, el INDECU, no cuente con recursos suficientes, ni siquiera como para pagar la nómina de sus trabajadores. Me preocupa que no tengamos soberanía alimentaria pues cada vez que les da la gana, los empresarios cortan suministros y envían fuera del país toneladas de alimentos. Y eso que el Estado los ha financiado con créditos. Me preocupa la burocracia al interior de los organismos del Estado, que obstruye, que impide el avance. Prefiero, obviamente a un opositor, porque de frente, dice que quiere volver al viejo régimen. No lo culpo, tenía sus privilegios y desea recuperarlos a toda costa. Un opositor es preferible, porque lo identificamos, tenemos un discurso y alguna estrategia para inmovilizarlo. Eso, antes que un “revolucionario” con boina roja que sabotea el buen funcionamiento de las instituciones, desmoviliza a la población y no hace sino perpetuar los viejos vicios y agota a los honestos, muchos de los cuales, prefieren arrojar la toalla antes que seguir lidiando, no ya con la oposición sino con los obtusos “camaradas”.
Sí, pasan muchas cosas y sin embargo, este es un proceso consolidado. Con un pueblo organizado y acostumbrado a opinar y a que se los consulte. Este es un pueblo que hizo realidad aquello de “Participación protagónica”. Este es un pueblo protagonista. Este es un pueblo que propone. Un pueblo que ha alcanzado cuotas de poder a través de los Consejos Comunales, un poder que no es mera retórica ni dádiva de un patrón a sus obreros, es un poder ganado a punta de esfuerzo y que actúa para modificar su realidad. Y si al pueblo lo dejan de lado, la respuesta no se hará esperar. También es cierto que uno de los grandes problemas de esta revolución, sigue siendo, la falta de comunicación. Volvemos al tema del lenguaje, los dueños, lo que se dice entre líneas, los intereses perversos de algunos y los porrazos que debemos llevarnos los de la mayoría para emplear, no ya las armas del capitalista, sino las nuestras y con decisión, con pilas.
Reflexiones acerca de América Latina, ensayos políticos, literarios, noticias y algo de mi narrativa.
domingo, 21 de septiembre de 2008
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Mirando Valparaíso desde el Cerro Cordillera, 2002

Mi casa era el viento ululando por Valparaíso,/las luces de Quintero/los perros vagos deambulando por las calles.
En las alturas titeremundanas
John Márquez tras la cámara y Rodrigo Acosta en la dirección del programa infantil Títere Mundachi.
En el bosque titeremundano...
Aunque algunos parezcan mutantes... Noo! Es Títere Mundachi
Grabando en Mérida el programa infantil que dirige Rodrigo Acosta. Un montón de locos creativos con él a la cabeza han dado cuerpo a esta serie televisiva.
En pleno rodaje y con mucho frío.
Un felino porteño

Personaje característico de las calles de Valparaíso, visto por Marcela Latoja.
La ciudad que se deshace lentamente.

Siempre Valparaíso, por Marcela.
Subiendo hacia el Cerro Concepción.

Los colores de la ciudad. By Alex Aguero.
Siempre presente... Allende.

Bajando por Almirante Montt, hacia Plaza Aníbal Pinto. Otra foto de Alex Aguero.
En pleno Almendral, mi escuela.
Escuela Ramón Barros Luco, Valparaíso. Es una construcción que data de 1926 y debe su diseño al arquitecto Alfredo Azancot. Conjuga diversos estilos y aunque ha sido modificada en su interior, aún conserva su misterio, como sus fantasmas, por ejemplo. Quienes estudiamos allí tenemos más de una historia al respecto.
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