¿Quién es Durito de
la Lacandona? La aparición de
Nabucodonosor en la selva Lacandona, data de diez años antes que el EZLN
hiciera su aparición pública el 1 de enero de 1994. Marcos lo descubre por el
reguero de tabaco que aquél deja y que ha sustraído de la mochila del entonces
capitán Marcos. Desde un comienzo, el escarabajo con nombre de rey babilónico,
se revela como un ser estudioso de la realidad del mundo, aún cuando viva
internado en la selva y alejado de los
grandes centros desde los cuales se toman las decisiones que incidirán en
hombres y mujeres de cualquier parte del orbe, incluidos los habitantes del tan
alejado Chiapas.
Según Marcos, el personaje
surgió de la necesidad de “hacer que se sintiera antes que se entendiera” el
ideario, los valores y demandas
zapatistas. Para “entender” el porqué del alzamiento zapatista es suficiente un
cuadro estadístico o un análisis político o sociológico. Pero para sentirlo”,
es decir, identificarse con éste y considerarlo una parte de nosotros y ello
implica que nos importa lo que suceda, como si fuese alguien de la familia. La
importancia de estos textos de Durito es que pretenden hacer sentir el
zapatismo a los otros.
Durito es un sujeto
con plena conciencia de cuanto ocurre, puesto que tener conciencia de cuanto
acontece en el mundo, significa ser partícipe del desarrollo constante del
conocimiento y del fluir de éste. Aquí,
Marcos - escritor busca los procedimientos apropiados para hacer hablar o
reaccionar de manera dialógica al personaje desde su propia voz para dejar que
sea el personaje quien desarrolle su propia lógica interna y su autonomía. Expresión de Bajtin en referencia al discurso
novelesco, pero que puede aplicarse a la ficción de Marcos, quien no hablaría
“del” personaje sino “con él”, por cuanto este sería autónomo y capaz de sorprender
de manera convincente, es decir, las observaciones y comentarios inesperados del escarabajo, su particular
lenguaje del siglo XVII, matizado de expresiones coloquiales, los constantes
cambios de humor, de vestuario o de comportamiento. El contrapunto entre el narrador y Durito le
imprimen, de esta manera, dinamismo al relato.
Como señalara José Saramago, en el prólogo
del libro que reúne las posdatas en que aparece este personaje (Don Durito de
la Lacandona, México, CIACH, 1999),
Durito es “un bicho que lleva un caparazón que se llama piel, y otro que
se llama honra, y otro que se llama dignidad”. Honra y dignidad: valores, para
muchos, anacrónicos, obsoletos,
románticos, pero que cobran plena vigencia a través del personaje.
Durito es una mezcla compleja y contradictoria, como todos los seres humanos,
aunque “tan sólo” sea un escarabajo. Al parecer vive fuera de la realidad, por
la supuesta anacronía en las metodologías y estrategias de lucha señaladas a
través de su lenguaje o vestimentas: escudo, lanza, celada, espada y
cabalgadura, a la manera de los caballeros
del medioevo, mas, no hay que considerar como una excentricidad que
Durito decida convertirse en caballero andante, si recordamos que aquéllos surgieron
en la Edad Media, un momento de la
historia europea en la cual, valores
como la lealtad, la justicia o la verdad estaban siendo suprimidos. Y aunque
este caballero también se pretende desfacedor de entuertos, junto con él porta
una “minimicrocomputadorita”, a fin de ir con los tiempos.
La simbología de Durito
El escarabajo es
símbolo de varias culturas: en Egipto representó el renacimiento, la vida
longeva y se le vinculó a una divinidad solar. Él era el propio dios Ra en el
momento de su nacimiento porque los egipcios fueron observadores
de la naturaleza y relacionaron la concepción de estos pequeños animales
con la creación del Sol. Y así como el
dios solar renace de las sombras de la noche, se supone que el escarabajo
renace de su propia descomposición. En
un texto bastante oscuro del Chilam Balam, el escarabajo aparece como el
barro de la tierra en sentido material y moral del término: “Y entonces
vinieron los dioses escarabajos, los deshonestos, los que metieron el pecado
entre nosotros, los que eran el lodo de la tierra.” Este texto ha sido
interpretado como una referencia de carácter profético a la llegada de los
conquistadores españoles, pero también pudo referirse a una etapa de decadencia
de los mismos pueblos mayas. La fuerza de la metáfora (“el lodo de la tierra”) se
refiere a aquellos seres considerados los últimos en el escalafón, los que son
despreciados y qué más despreciable que aquello que podamos pisar.
Los escarabajos con
un cuerno en la cabeza son los llamados escarabajo rinoceronte o elefante (Oryctes nasicornis) y se caracterizan
por tener un tamaño de 4,5 cm de longitud, color negro, alas oscuras por fuera
y amarillas por dentro, en los machos un "cuerno" curvado hacia atrás
en la cabeza. A pesar de su nombre y apariencia, es inofensivo. Considerado el más fuerte de los escarabajos,
el escarabajo rinoceronte es capaz de soportar en su dorso una carga 30 veces
mayor que su propio peso durante una hora. Durito intenta demostrar esa afirmación encaramando
su pequeño piano sobre el escritorio porque “lo pequeño sostiene a lo grande en
la historia y en la naturaleza”.
Algunas características y capacidades de los escarabajos parecen
aplicarse bien a los indígenas de las
comunidades zapatistas, pues éstos han sido capaces de realizar algo que no
había ocurrido hasta entonces en México, algo que no se esperaba de grupos
humanos considerados como “los sin voz en los palacios (...) los de la larga
noche del desprecio”[1]
Ellos plantearon en los círculos de poder la marginación de la cual habían sido
objeto durante más de 500 años. Hasta entonces, asuntos como el reconocer
siquiera la existencia de múltiples identidades y por ende sus derechos, era
impensable, quedando solamente como tema de debate entre académicos, pues en los grupos dominantes se manejaba el concepto
de una sola identidad mexicana. Tener que reconocer la diferencia, que la
presencia de los indígenas era algo más
que un “un molesto ruido ancestral,”[2]
ya puede considerarse un paso.
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