lunes, 6 de diciembre de 2010

Familia... una parte.


Con mi querido Emiliano y Libertad.

martes, 21 de septiembre de 2010

DICEN QUE UN CHEF NUNCA OLVIDA EL NOMBRE DEL MUERTO







A mi amigo Max Alarcón, fabulando y
cocinando en alguna parte del
continente americano.



Los seres humanos creemos que hemos dejado de ser salvajes porque alguien inventó la salsa bechamel y porque ya no comemos los alimentos crudos. Algo que no es válido para los japoneses y su cocina tan de moda hoy en día. Pero ocultando el hecho de que cometemos asesinato, sentimos que nuestra conciencia queda a salvo y nada importan los cerditos, las gallinitas o las vaquitas.

El llamado arte culinario se basa entonces en un asesinato, cometido con toda clase de alevosías. Pero si el hombre civilizado arrebata la vida de un animal o de una planta y se come los cadáveres crudos, será señalado con el dedo como un monstruo capaz de bestialidades estremecedoras. Pero si ese mal salvaje trocea el cadáver, lo marina, lo adereza, lo guisa y se lo come, su crimen se convierte en cultura y merece memoria, libros, disquisiciones, teoría, casi una ciencia de la conducta alimentaria. Así escribe Vázquez Montalbán, no una, sino varias veces y de distinta manera en sus novelas, cuando teoriza o reflexiona acerca de la conducta humana, la sociedad y la cultura, siendo quizás la más nueva de sus disciplinas, la crítica gastronómica.

Igualito pensaba Max, aunque más desordenado y sin tanto florilegio lingüístico, tras leer una de las novelas de Vázquez Montalbán, “Milenium Viaje a Kabul” con una aventura más de Pepe Carvahlo y su escudero Biscuter, iba en el capítulo en que el protagonista da una extensa y bien documentada explicación acerca de la cocina hindú, específicamente la cocina del Raj, receta incluida, la cual transcribió con todo detalle en su cuaderno personal.

Max era chef, y ejercía su oficio como un sacerdocio. Un sacerdocio un tanto sacrílego, a decir verdad, pues sus patitas andariegas y sin destino lo llevaban a buscar aventuras y experiencias gastronómicas y en realidad, experiencias de toda índole en los extremos del continente: desde San Pedro de Atacama hasta la Patagonia, Buenos Aires, Lima o San Pablo, Quito o Isla Margarita, en Venezuela. Sus peripecias, en busca del grial de la gastronomía no lo dejaban quieto en ninguna parte. No bien había aprendido de los sabios de la cocina de algún pueblo, extraído el secreto culinario de alguna amable anciana a la que cargaba las bolsas de las papas, o intercambiado en alguna celebración o fiesta culinaria de fin de curso de estudiantes de gastronomía, recetas o trucos, con éstos o sus colegas, se marchaba raudo. Muchos tesoros llevaba ya en su mochila, en su libreta, en un pendrive que conectaba en algún cyber y luego vertía en su blog. Tesoros que, si fuese más ordenado podrían alcanzar, algún día, la forma de un libro. Eso, si la concreción de su soñado restaurante, le dejaba algún margen de tiempo para la escritura.

Max era eximio pastelero y panadero, como gustaba presentarse, aunque le hacía a todo, de todo quería aprender: desde fusión, cocina étnica o mediterránea, mexicana o japonesa, peruana o hindú. Atrincherado entre potajes y cazuelas, frasquitos con estragón, eneldo, Guayabita del Perú, ristras de ajos al cinto o alcachofas a guisa de lanzas. Así se lo encontraba casi siempre, sea en la cocina de turno o en el Mercado Principal al que acudía cada mañana. una construcción al estilo de los mercados ingleses, con escaleras a ambos lados que no se encuentran al llegar arriba y con pequeños locales de comida típica en el tercer piso. Esa construcción que siempre fue gris y ahora la Municipalidad, en un arranque de audacia pintó de rojo y amarillo pálido, data de comienzos del siglo XX.

En cierta ocasión, Max llegó de un viaje al litoral, trayendo en su morral unos cangrejos tan frescos, tan frescos que uno de ellos se había salido de su bolsa y trepado por el asiento del autobús y una pasajera se puso a gritar al verlo. Otro cangrejo corrió peor suerte pues fue aplastado por una bota, parece que otro fue capturado y uno no apareció más. Su relato constituía más un parte de guerra, entre muertos y desaparecidos, claro que los cangrejos supervivientes no tendrán mejor suerte, la olla los espera al final de la tarde para convertir su delicada carne en un pastel memorable. Max estaba rojo como un cangrejo y exhibe su menguado trofeo cangrejil que alcanzará apenas para elaborar ese plato con el que espera impresionar a la concurrencia de esa noche.

A su paso por el Perú, país de gran tradición culinaria, gracias a la mezcla de culturas, aprendió la elaboración del manjar blanco preparado con gallina deshilachada como hebras de azafrán, agua de rosas, leche de cabras, almendras y harina de arroz. Plato exquisito que en Lima recibe el nombre de Manjar real del Perú y en Arequipa, donde, según me cuenta, lo tiene prisionero una encantadora arequipeña, el de Manjar Blanco del Misti, en honor al volcán o nevado de esa ciudad. Este dulce, dice Max, se acompañaba de un chocolate tan espeso que la cuchara tenía que estar parada en medio de la taza.

Los estudios de género, el matriarcado selknam y otras reflexiones.





A propósito de los estudios de género, me pidieron escribir la introducción para el libro IMÁGENES DE LA AUSENTE, de la poeta venezolana WAFI SALIH. Estas son mis reflexiones.



“A dónde fueron las mujeres que cantaban como los
Tamtam (canarios)?. Había muchas mujeres. ¿A
dónde fueron?, “

Lola Kiepja, última Selk"nam de Tierra del
Fuego.



En la mitología del pueblo Selk´nam, de Tierra del Fuego, exterminado por la presencia del hombre blanco en el siglo XIX, la presencia de las deidades femeninas era preponderante. Un mito señala que en la era de hówenh, Luna, era el chamán más poderoso. Ella y las demás mujeres dominaron a los hombres. La sociedad hówenh era pues un Matriarcado. Los grandes chamanes hombres: Sol, Viento, Lluvia y Nieve, así como todos los hombres, se ocupaban de las tareas humildes: llevar las cargas cuando las familias se desplazaban, cocinar, vigilar a los bebés y a los hijos pequeños, traer el agua para el uso doméstico, etc.

Las jóvenes hówenh accedían a la posición social de mujer adulta por medio del rito llamado hain, ceremonia donde ciertas mujeres ya iniciadas, se disfrazaban de espíritus, usando altas máscaras. Así cada vez que se celebraba el rito los hombres veían a los espíritus manifestar su solidaridad con las mujeres y su aprobación por el dominio que ellas ejercían sobre la sociedad hówenh. Ese era el orden inquebrantable del universo. Por lo menos así parecía desde "siempre", hasta que un día unos hombres hówenh, todos asociados al Sol, se acercaron al hain para espiar y lograron sorprender a uno de los “espíritus" en el acto de disfrazarse y se dieron cuenta enseguida que todos los "espíritus" no eran sino mujeres disfrazadas. Descubierta la verdad, los hombres hówenh mataron a todas las mujeres y también a las jóvenes iniciadas en el secreto que había sido tan celosamente guardado de los hombres durante milenios. El hain o ritual, se convirtió en privilegio de los hombres, quienes, a su vez guardaron el secreto y desde aquel entonces, es que los hombres ejercen la dominación sobre las mujeres y la sociedad pasó a convertirse en un patriarcado.

Recurro a este mito de Tierra del Fuego, perteneciente a uno de los pueblos precolombinos menos conocido de nuestro continente, y cuya cultura encierra un universo desbordante de espiritualidad, belleza y significados, porque intenta explicar, desde la cosmovisión de los Selk`nam, por qué son los hombres quienes ejercen el dominio o control sobre las mujeres.

Es el discurso que da cuenta de una forma de simulación, la de las mujeres que se “convierten” en espíritus y engañan así a los hombres, el mecanismo escogido para mantener el dominio matriarcal. Es también este mito acerca de la justificación de la violencia y la muerte por parte de los hombres como respuesta al engaño descubierto. Y, nuevamente, es el conocimiento vedado, esta vez a las mujeres como mecanismo para perpetuar el dominio de un grupo, ahora convertido en sociedad patriarcal.

En los mitos bíblicos “apócrifos” será el Conocimiento el motivo de la “caída”, y culpable será la mujer, pero no es sino una interpretación, la voz masculina, el discurso totalizante y totalizador de los patriarcas quienes aprovecharán de endosarle al sexo femenino culpas, castigos y sufrimientos. Es una interpretación efectuada a la medida de la mentalidad masculina y el inicio, la explicación por así decirlo, desde una perspectiva histórica, de la cultura patriarcal. Un discurso sacralizado porque ha sido el propio Dios – dicen los hombres - quien ha decidido que así sea. Convenientemente, fuera de estos relatos ha quedado la sin par Lilith, la deslumbrante primera mujer de Adán, quien, como toda mujer divorciada o que ha abandonado el hogar para buscar su propio camino, es silenciada por la familia. De ella se omite hablar, es algo así como la loca del ático. Nuevamente es el ocultamiento la forma de dominación.


Me pareció interesante recurrir a estas historias, a estas explicaciones míticas, a estos hermosos discursos y voces intemporales que vienen hasta nosotros para hacernos reflexionar acerca de los discursos de género, un tema de múltiples voces que WAFI SALIH, aborda en sus ensayos que llevan por título IMÁGENES DE LA AUSENTE. Un asunto que se mantiene siempre vigente, y ello, debido a que los viejos paradigmas hegemónicos persisten en ser legitimados por los discursos y prácticas dominantes en las sociedades contemporáneas. Ello, pese al innegable avance que hemos alcanzado las mujeres en materia de derechos políticos, sociales, reproductivos o económicos durante el siglo XX y lo que va de este. Pero no es suficiente, no lo sentimos así y no se trata de quitarle o ganarle espacios al hombre. Y es que las prácticas que mantienen silenciadas a las mujeres, se perpetúan y parecieran decir a cada momento “esto ha sido así desde tiempos inmemoriales” justificando de esta manera la dominación y el cercenamiento de las voces femeninas, a las que Salih llama “ausentes”.

La voz de Wafi Salih es una invitación a asomarse a nuevas formas de subjetividad para referirse al sujeto femenino. Una relectura acerca de los Estudios de Género, planteado desde lo sociológico y filosófico, pero también desde lo poético y lo mítico en y a través de la escritura de y sobre mujeres. Para ello la autora selecciona cuidadosamente, con rigor intelectual y con pasión, los mitos, las historias, los relatos, los personajes, los discursos que apoyarán su tesis,

Sí, es ambiciosa la propuesta discursiva de Wafi Salih, pero además, la autora nos sugiere revisar los paradigmas que en torno a la mujer, han creado, fundamentalmente, las voces patriarcales y canónicas, y propone, en cambio, un diálogo que busca mostrar las complejas y diversas construcciones que dan cuerpo a las identidades de los muchos “sujetos femeninos”. Como si ello fuera poco, nos invita a imaginar nuevas formas de subjetividad. Porque de lo que tratan estos ensayos es de ofrecer una interpretación plural, múltiples lecturas desde la perspectiva del sujeto femenino que critica y cuestiona las matrices morales, políticas e ideológicas marcadas en el relato como proceso entrecruzado de ficción e historia. A la vez, plantea una modificación discursiva y, por qué no, conductual, en las relaciones entre los géneros.

miércoles, 31 de marzo de 2010

De Oda a Valparaíso... Neruda


VALPARAÍSO,
qué disparate
eres,
qué loco,
puerto loco,
qué cabeza
con cerros,
desgreñada,
no acabas
de peinarte,
nunca
tuviste
tiempo de vestirte,
siempre
te sorprendió
la vida,
te despertó la muerte,
en camisa,
en largos calzoncillos
con flecos de colores,
desnudo
con un nombre
tatuado en la barriga,
y con sombrero,
te agarró el terremoto,
corriste
enloquecido,
te quebraste las uñas,
se movieron
las aguas y las piedras,
las veredas,
el mar,
la noche,
tú dormías
en tierra,
cansado
de tus navegaciones,
y la tierra,
furiosa,
levantó su oleaje
más tempestuoso
que el vendaval marino,
el polvo
te cubría
los ojos,
las llamas
quemaban tus zapatos,
las sólidas
casas de los banqueros
trepidaban
como heridas ballenas,
mientras arriba
las casas de los pobres
saltaban
al vacio
como aves
prisioneras
que probando las alas
se desploman.

A propósito de Eva y Lilith y los orígenes


Dice la Biblia, aunque no quiere decirlo en ninguna parte, que antes de Eva fue Lilith.

Dios hizo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y como tal, ella era no sólo bella y sabia como el padre, sino también poseedora de una personalidad fuerte. Era muy alegre, tenía ideas propias en su cabeza, era irónica y eso a Adán lo descolocaba, porque no resultó rápido para entender las sutilezas de su mujer, quien, además era activa y en el sexo le gustaba estar siempre arriba. Adán no podía llevar el ritmo de Lilith y habló un día con Dios para quejarse de su mujer. Éste prometió hablar con la poco sumisa Lilith. Le explicó que Adán era en realidad un buen tipo, que la quería pero que no debía preguntar tanto, que qué más quería si ya les había instalado en ese paraíso, que lo entendiera, en fin, todos esos argumentos que se repiten desde la noche de los tiempos hasta ahora. “Pero él necesita un cierto grado de, cómo decirlo, hacerle sentir que es quien lleva las riendas, aunque tú y yo, hija, sepamos que eso no es del todo así. Será nuestro secreto” dijo Dios y le guiñó un celestial y cómplice ojo a la bella hija. Lilith sólo escuchó y le sonrió al padre con esa sonrisa radiante que hacía suspirar al padre, y lo miró con esos ojos intensos llenos de inteligencia que lo atravesarían si no fuese él el Creador, movió la cabeza y dijo entonces “Me marcho, Adán es un pelmazo y al parecer tú tampoco me entiendes. Me hiciste a tu imagen y semejanza. ¿Quieres acaso que reniegue de aquello que tú mismo, padre, me has dado?” Y se fue del paraíso, desnuda, libre, emanando el olor de las flores salvajes, sintiéndose dueña del mundo porque su padre así lo quiso siempre aunque después lo olvidó. Perfecta hija del Todopoderoso, se fue cimbreando sus bellas caderas que se la quedó mirando con la boca abierta mientras se perdía en la lejanía. Pensó entonces Nuestro Señor que el bueno de Adán no merecía en realidad una mujer como aquella y aunque suene esto blasfemo, deseó él ser mortal.

Los misóginos patriarcas y profetas- de haber existido entonces - hubiesen aconsejado al Altísimo castigar a Lilith por revelarse. Creyó en cambio, que Lilith debería encontrar, para no estar sola en esta tierra, a un hombre que se aproximase a la divinidad. Y en eso sigue Dios empeñado, aunque no le ha resultado mucho, será Dios pero hacer un hombre a la altura de las Lilith ¡es tarea para la eternidad!. Pero sí fue capaz de extraer a Eva, de la costilla del pedestre y hermoso Adán. Una mujer a la altura del hombre, quitadita de bulla, que no preguntaba mucho y que se conformaba con lo que él podía proporcionarle, no se cuestionaba si tenía que estar siempre abajo en el sexo y si eso que sentía era todo o había más y no estaba muy segura de saber lo que era un orgasmo aunque sí parió y con dolor como castigo, los hijos enviados por Dios. Pero a pesar de eso, Dios es perfecto y su obra, no lo es menos y fue Eva la curiosa mordedora de la manzana y no el flojo de Adán. Una humorada divina. Algunos han pretendido falsear la historia y asimilan a Lilith a un espíritu demoníaco. ¡Pobres hombres temerosos que destruyen lo que su igual de pobres inteligencia no alcanza a comprender! Quizás fue Lilith la que retornó al paraíso a decirle a Eva que no fuese tan tonta, que había placeres y conocimientos que Adán no podía estar ocultándole y que se revelara. Y es por eso que en el mundo no todas somos hijas de Eva, algunas somos descendientes directas de Lilith y aunque la Biblia – que fue escrita por hombres - y los hombres que gobiernan el mundo, quieran decir lo contrario, Dios, cada día que pasa, nos muestra quien es en realidad su obra predilecta.”
¿Te gustó este cuento sacado de no recuerdo dónde?

¿Y a propósito, porque ese era el propósito, tú de quién eres hija?

jueves, 18 de marzo de 2010

Los perros porteños...


Esto que escribí hace tiempo, surgió a raíz de la “Parada Militar” que se efectúa todos los años en Valparaíso, como para rememorar viejas glorias de la Marina chilena, glorias que pocos recuerdan, quizás más penas que otra cosa. Porque para que el espectáculo sea soberbio, previamente se requiere el sacrificio de seres que afean el paisaje.

Y todos los años es igual. Ante la proliferación desmedida de canes, las autoridades, con ese autoritarismo que los caracteriza, no encuentran opción más práctica que la eliminación.

De perros vagos y otros paisajes


El paisaje es desolado aún cuando está poblado de seres. Vio unas manos con guantes verdes, próximos a aprisionarla. Unos ojos que no la miraban pero permanecían fijos en ella: objetivo móvil como el lente de la cámara que portan sus manos. Luego se percató que más allá se encontraban los verdaderos objetivos. En realidad, había tantos ojos como objetivos y lentes dispersos. Los perros que lograron salvarse de la matanza corrían paralelos a los habitantes de esta ciudad enloquecida, en medio de la plaza, enloquecidos también, partícipes y víctimas de la barbarie. Algunos perros estaban cojos, otro, de color negro, yacía tirado al lado de un banco. Más allá, las móviles sombras destrozaban lo que todavía permanecía en pie. La violencia era en realidad actuada, un libreto que se repetía año tras año y aunque el reparto era pésimo, todos conocían a la perfección su papel. Parece que entonces se acabaron los discursos, si es que alguna vez hubo algo qué decir. Ignoro qué fue de los perros sobrevivientes.

domingo, 14 de marzo de 2010

Y sin embargo... se mueve.


Ahora que reviso mi blog, compruebo que me había puesto muy política los últimos tiempos. Los acontecimientos de Honduras me dejaron sin ganas de seguir escribiendo por un lapso más o menos largo. Pero ahora retomo la escritura, o, al menos intentaré hacerlo. Aunque esta vez, para mi desgracia sean los fenómenos de la naturaleza los que me han hecho mirar las fotos que aquí he puesto y que corresponden a las de Valparaíso, mi ciudad. Y eso me ha traído a mi blog y me he puesto a escribir.

Como muchos sabrán, o quizás ahora tristemente saben, Valparaíso se encuentra ubicado en Chile, en la zona central de mi país, y que hace unos días, el 27 de febrero, para ser precisos, fue azotada por un terremoto. El sur de Chile se llevó la peor parte, con maremoto incluido y la mayor cantidad de muertos ocurrida en una catástrofe de esta índole en varias décadas.

Estamos situados sobre una falla que se desplaza lenta e inexorablemente. Recuerdo haber leído de niña que algún día, quizás en cien, doscientos, quinientos años o más, Chile terminaría por romperse como un trozo de tiza en una pared, pues la Placa se desplazaría - con Chile a cuestas - y terminaría por incrustarse en la Cordillera de Los Andes.

Por lo pronto, los habitantes de ese territorio, siguen intentando retomar sus vidas.

Sigue temblando, seguirá moviéndose el suelo bajo los pies. En política, ¿ocurrirá lo mismo? La asunción de un presidente Ultra liberal destinado no a dirigir, sino a gerenciar al país, parece anunciar que el años será muy movido.

Mirando Valparaíso desde el Cerro Cordillera, 2002

Mirando Valparaíso desde el Cerro Cordillera, 2002
Mi casa era el viento ululando por Valparaíso,/las luces de Quintero/los perros vagos deambulando por las calles.

En las alturas titeremundanas

En las alturas titeremundanas

John Márquez tras la cámara y Rodrigo Acosta en la dirección del programa infantil Títere Mundachi.

John Márquez tras la cámara y Rodrigo Acosta en la dirección del programa infantil Títere Mundachi.

En el bosque titeremundano...

En el bosque titeremundano...

Aunque algunos parezcan mutantes... Noo! Es Títere Mundachi

Aunque algunos parezcan mutantes... Noo! Es Títere Mundachi
Grabando en Mérida el programa infantil que dirige Rodrigo Acosta. Un montón de locos creativos con él a la cabeza han dado cuerpo a esta serie televisiva.

En pleno rodaje y con mucho frío.

Un felino porteño

Un felino porteño
Personaje característico de las calles de Valparaíso, visto por Marcela Latoja.

La ciudad que se deshace lentamente.

La ciudad que se deshace lentamente.
Siempre Valparaíso, por Marcela.

Subiendo hacia el Cerro Concepción.

Subiendo hacia el Cerro Concepción.
Los colores de la ciudad. By Alex Aguero.

Siempre presente... Allende.

Siempre presente... Allende.
Bajando por Almirante Montt, hacia Plaza Aníbal Pinto. Otra foto de Alex Aguero.

En pleno Almendral, mi escuela.

En pleno Almendral, mi escuela.
Escuela Ramón Barros Luco, Valparaíso. Es una construcción que data de 1926 y debe su diseño al arquitecto Alfredo Azancot. Conjuga diversos estilos y aunque ha sido modificada en su interior, aún conserva su misterio, como sus fantasmas, por ejemplo. Quienes estudiamos allí tenemos más de una historia al respecto.