miércoles, 31 de marzo de 2010

A propósito de Eva y Lilith y los orígenes


Dice la Biblia, aunque no quiere decirlo en ninguna parte, que antes de Eva fue Lilith.

Dios hizo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y como tal, ella era no sólo bella y sabia como el padre, sino también poseedora de una personalidad fuerte. Era muy alegre, tenía ideas propias en su cabeza, era irónica y eso a Adán lo descolocaba, porque no resultó rápido para entender las sutilezas de su mujer, quien, además era activa y en el sexo le gustaba estar siempre arriba. Adán no podía llevar el ritmo de Lilith y habló un día con Dios para quejarse de su mujer. Éste prometió hablar con la poco sumisa Lilith. Le explicó que Adán era en realidad un buen tipo, que la quería pero que no debía preguntar tanto, que qué más quería si ya les había instalado en ese paraíso, que lo entendiera, en fin, todos esos argumentos que se repiten desde la noche de los tiempos hasta ahora. “Pero él necesita un cierto grado de, cómo decirlo, hacerle sentir que es quien lleva las riendas, aunque tú y yo, hija, sepamos que eso no es del todo así. Será nuestro secreto” dijo Dios y le guiñó un celestial y cómplice ojo a la bella hija. Lilith sólo escuchó y le sonrió al padre con esa sonrisa radiante que hacía suspirar al padre, y lo miró con esos ojos intensos llenos de inteligencia que lo atravesarían si no fuese él el Creador, movió la cabeza y dijo entonces “Me marcho, Adán es un pelmazo y al parecer tú tampoco me entiendes. Me hiciste a tu imagen y semejanza. ¿Quieres acaso que reniegue de aquello que tú mismo, padre, me has dado?” Y se fue del paraíso, desnuda, libre, emanando el olor de las flores salvajes, sintiéndose dueña del mundo porque su padre así lo quiso siempre aunque después lo olvidó. Perfecta hija del Todopoderoso, se fue cimbreando sus bellas caderas que se la quedó mirando con la boca abierta mientras se perdía en la lejanía. Pensó entonces Nuestro Señor que el bueno de Adán no merecía en realidad una mujer como aquella y aunque suene esto blasfemo, deseó él ser mortal.

Los misóginos patriarcas y profetas- de haber existido entonces - hubiesen aconsejado al Altísimo castigar a Lilith por revelarse. Creyó en cambio, que Lilith debería encontrar, para no estar sola en esta tierra, a un hombre que se aproximase a la divinidad. Y en eso sigue Dios empeñado, aunque no le ha resultado mucho, será Dios pero hacer un hombre a la altura de las Lilith ¡es tarea para la eternidad!. Pero sí fue capaz de extraer a Eva, de la costilla del pedestre y hermoso Adán. Una mujer a la altura del hombre, quitadita de bulla, que no preguntaba mucho y que se conformaba con lo que él podía proporcionarle, no se cuestionaba si tenía que estar siempre abajo en el sexo y si eso que sentía era todo o había más y no estaba muy segura de saber lo que era un orgasmo aunque sí parió y con dolor como castigo, los hijos enviados por Dios. Pero a pesar de eso, Dios es perfecto y su obra, no lo es menos y fue Eva la curiosa mordedora de la manzana y no el flojo de Adán. Una humorada divina. Algunos han pretendido falsear la historia y asimilan a Lilith a un espíritu demoníaco. ¡Pobres hombres temerosos que destruyen lo que su igual de pobres inteligencia no alcanza a comprender! Quizás fue Lilith la que retornó al paraíso a decirle a Eva que no fuese tan tonta, que había placeres y conocimientos que Adán no podía estar ocultándole y que se revelara. Y es por eso que en el mundo no todas somos hijas de Eva, algunas somos descendientes directas de Lilith y aunque la Biblia – que fue escrita por hombres - y los hombres que gobiernan el mundo, quieran decir lo contrario, Dios, cada día que pasa, nos muestra quien es en realidad su obra predilecta.”
¿Te gustó este cuento sacado de no recuerdo dónde?

¿Y a propósito, porque ese era el propósito, tú de quién eres hija?

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Mirando Valparaíso desde el Cerro Cordillera, 2002

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Mi casa era el viento ululando por Valparaíso,/las luces de Quintero/los perros vagos deambulando por las calles.

En las alturas titeremundanas

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John Márquez tras la cámara y Rodrigo Acosta en la dirección del programa infantil Títere Mundachi.

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En el bosque titeremundano...

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Aunque algunos parezcan mutantes... Noo! Es Títere Mundachi

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En pleno rodaje y con mucho frío.

Un felino porteño

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La ciudad que se deshace lentamente.

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Subiendo hacia el Cerro Concepción.

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Siempre presente... Allende.

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En pleno Almendral, mi escuela.

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