Mucho se habla, siempre se ha hablado y escrito acerca de la cultura en el
país, en la región, en la comunidad. Se hizo 30 años atrás, se analizó su problemática, se escribió
acerca de sus retos, se expuso en espacios públicos, más de alguno rasgó
vestiduras, se buscó y no se encontró financiamiento y, al final, igual se
llevó a cabo y salio a la luz, sea una exposición, una revista.
Hoy sin embargo, la cultura, pese a los aportes que para esta materia
destina el gobierno nacional, continua siendo la Cenicienta en el proceso que
vive Venezuela. La cultura continua a la zaga, es el último
de la fila, no figura entre los intereses de los gobiernos porque no genera
ganancias monetarias y las que genera no
se comparan con las de otras riquezas que produce el país y suelen ser, además,
intangibles. Los gobiernos quieren riqueza y resultados inmediatos. Son muy
pragmáticos.
Pero siempre, invariablemente, los
artistas, los creadores, han buscado y encontrado, canales para expresarse. A
pesar de los gobiernos, a pesar de la adversidad. Pueden existir ministros más o menos interesados o capaces, gobiernos
que entiendan más o menos, o que entiendan las cosas de otra forma, que entreguen mayor o menor presupuesto. Pero
inevitablemente, a pesar de todo lo anterior y porque es un verdadero rebelde,
el creador, buscará la manera de manifestarse. Afortunadamente, el hecho
burocrático no afecta al verdadero artista, al verdadero creador, a aquel y a
aquella que necesita expresarse sea a través de la palabra, de la imagen, de
los sonidos, de los materiales que entrega la naturaleza. La creación está más
allá. El creador es un revolucionario y
su obra trasciende al oscuro funcionario público que llena planillas y
cuyo rostro nadie recordará.
En esta oportunidad me quiero referir a una agrupacion surgida en
Venezuela y en la provincia, porque esta tambien existe. Los capitalinos suelen
decir Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra, pero desde allá
llegaron a conocer esta inédita
experiencia provinciana. Sucedió en la ciudad de Barquisimeto en la década de
los 90. Entre crisis económica y neoliberalismo galopante, cuando se hablaba
del fin de las utopías y las filosofías posmodernas se encontraban en
boga. Escribo porque fui participe, no
me lo contó nadie.
Corría el año 92 entre las
oscuridades cuartorrepublicanas, cuando un grupo de jóvenes decidió aglutinarse
en lo que se denominó GEA o GRUPO DE EDITORES ALTERNATIVOS. Se trataba de la
experiencia de un grupo bastante dispar y heterogéneo, pero con un interés común, lo que entonces se
denominaba COMUNICACION ALTERNATIVA. Las edades oscilaban entre los 17 y 25
años, la mayoría estudiaba en la universidad o en institutos universitarios,
pedagogía, ingeniería, mercadeo, audiovisuales. Ninguno era periodista, ni
estudió periodismo después, pero más de alguno continuó por esa senda de manera
autodidacta, guiándose por el instinto y la experiencia en el campo abierto a
la escritura por los medios de comunicación.
Algunos seguimos escribiendo, la mayoría, sino todos, se graduaron, no faltan tampoco funcionarios en el gobierno y otros, los más
ultras de ayer, son hoy unos capitalistas. Hasta ahora nada novedoso.
En aquella época no contábamos con muchos referentes en materia de
comunicación alternativa, no existía internet,
sólo revistas y fanzines traidos de Chile, Argentina, Brasil o España. Alguno
había participado en el periódico de su liceo, en alguna revista literaria. El
asunto es que sin mayores recursos que los autogenerados y sin experiencia
previa, editábamos, cada uno por su lado, un montón de revistas que llegaron
hasta los 4 números, en el caso de CALEIDOSKOPIO o CAPUT JUVES, a más de una
docena para EL PROVO. Las inquietudes
eran muchas, la formación política escasa. Proveníamos de grupos de solidaridad
con Chile y Cuba, participamos en movimientos anarkistas, ecologistas,
antimilitaristas, de derechos humanos, también había varios snobs y algún
ocioso que esos nunca faltan. Nos unía el entusiasmo por hacer cosas en materia
de comunicación, informar de musica que no estuviese dentro de los circuitos comerciales, de cine, derechos humanos, problemática
medioambiental, antimilitarismo, defensa
de los animales, etc. Nos expresábamos
con nuestro propio lenguaje, o, al menos, lo que considerábamos propio y porque
no nos identificábamos con lo que existia, Y tampoco es que existiera mucho en
medio de ese desierto.
No pretendíamos revolucionar el planeta ni su Historia ni el mundo de
las letras. Antes hubo creadores y después de nosotros también. No pensábamos
en partir aguas, en que el mundo sería otro tras nuestro paso. Sólo trabajábamos por nuestro
derecho a expresarnos en el medio que
más nos llamaba la atención y de la forma en que queríamos. También creíamos, y
algunos seguimos creyendo, en la necesidad de la autogestión, en no pedirle a
nadie, menos a un organismo de gobierno,
haciendo antesala en despachos de políticos, por aquello de la necesidad
de mantener nuestra total independencia y libertad expresiva. Eramos orgullosos e ingenuos. Eramos
irreverentes y audaces. Eramos bastante
pelotudos.
Reunimos fondos a través de 2 EXPOVENTAS
ALTERNATIVAS y un CICLO DE CINE,
tambien ALTERNATIVO. Nos dijeron que era
difícil cuando no imposible, que no, que
así no lo íbamos a lograr, pero convocamos a muchísima gente. La verdad es que
casi medio Barquisimeto sabia de nuestra existencia. Eramos los ALTERNATIVOS. Alternativa de
qué? Trajimos agrupaciones musicales de
Caracas, a una presentadora de Video clips muy top en la tv de aquellos años, a
más de un periodista conocido en el mundo musical y cultural, dictamos talleres, creo que hasta una
fiesta organizamos y con el dinero
obtenido montamos un Kiosko donde vender las publicaciones nuestras y las que
comenzaron a llegarnos desde otras latitudes y realizar actividades culturales
en ese espacio.
No nos dieron los permisos para instalarnos, nuestro kiosko tenía un
diseño único que excedía las normativas. No teníamos idea de esos asuntos
técnico-burócratas donde Kafka se pierde, tampoco nos importó mucho. Nos
tomamos el Boulevard Taormina Guevara, a un costado del Teatro Juarez, el más
importante de la ciudad, a una cuadra de la Gobernación y junto a un Centro
Comercial. Nos quisieron sacar de ahi varias veces. La policía de la
Gobernación que se encuentra muy cerca recibía nuestras solicitudes, un día me di
cuenta que la redacción del documento
que elaboramos y hasta las fechas no
eran las correctas, pero el policía que recibía nuestras cartas teniía problemas
de comprensión lectora y quienes trabajaban en los despachos gubernamentales
seguramente también, eso si confiamos en que leyeron nuestra solicitud. Igual seguimos. Nos hostigaron más de una
vez. No les parábamos. Limpiamos el
lugar que se encontraba abandonado, al igual que se encuentra en la actualidad,
que da tristeza, porque antes al menos el Teatro Juarez realizaba funciones
permanentes y era un verdadero polo cultural. Hoy, en cambio, el entorno parece
el de callejón de pueblo fantasma, de esos donde sólo circulan el viento y los
papeles y el Teatro vive en permanente reparación.
El GEA le confirió nueva vida al lugar. Pintamos, sembramos matas y
flores, hicimos una cartelera pintada en una pared, llegamos hasta a exhibir
películas al aire libre. Todos los días
llegaba alguna persona a conocer nuestra experiencia, a adquirir alguna
revista, a conversar. También tuvimos nuestras peleas, diferencias en la forma de gestionarnos, de
organizar las actividades. Había un grado de inmadurez, de indisciplina, de inconsciencia e inconsistencia, propio no
sólo de la edad de algunos, sino de la poca formación política de la mayoría.
El año 94 el kiosko fue incendiado por desconocidos. A una cuadra de la
Gobernación con su policía respectiva, a un costado del Teatro más importante
de la ciudad y nadie vio absolutamente nada. Eso terminó por dispersarnos. En el fin de muchas Historias no faltan las
llamas, resulta simbólico, la impronta fascistoide que pretende acallar ideas y movimientos
culturales a través de la quema de libros. Fueron apenas dos años y siento que
hicimos tantas cosas. Eramos realmente
tan peligrosos?
Con el tiempo he conocido a muchos que dijeron pertenecer al GRUPO DE
EDITORES ALTERNATIVOS en algun momento, era tanta la gente, que si hubiese sido
verdad lo que decían, alcanzaba para fundar un partido politico, una milicia,
cuando en realidad no alcanzábamos a la veintena y los que trabajaban eran los
menos.
Llegó a tener prestigio, tenía su onda el GEA, aunque algunos de sus
integrantes no me caían muy bien, la verdad sea dicha. Pero trabajamos de manera
desinteresada, disfrutamos esa forma de hacer cultura, sin internet ni
celulares, con computadores que hoy darían risa, con letras
Set y sin esa fastidiosa frase, ese cliché de hoy en día "a esperar que bajaran
los recursos". Los recursos los pusimos nosotros con nuestro trabajo colectivo,
no nos sentamos a esperar que bajaran desde ningún empireo u olimpo
gubernamental.
Hoy no veo que surjan agrupaciones como el GEA, con la determinación, la
energía, la dinámica para concretar ideas y objetivos pese a las diferencias y
en tiempo record. Eramos honestos con lo
que hacíamos, como muchos otros de entonces y de ahora. Y algunas buenas ideas tuvimos, de eso quedó
constancia en las publicaciones que realizamos. Creo que la gran mayoría
continúa siendo personas honestas, trabajadoras, consecuentes con sus ideas.
Parte de las hazañas alternativas o las que merecen ser contadas quedaron registradas para la posteridad y
solaz de las generaciones futuras, se
encuentran en la red, pues uno de los fundadores del GEA se ha dado a la
paciente tarea de subirlas, también aparecen reseñadas en un libro suyo CORAZON
DE TINTA, editado en Bogotá el año 2001 por la Editorial Náufrago de Itaca.
El entorno que observo y el
encuentro reciente, 18 años después, con
un viejo amigo, hoy sociólogo, compañero
de algunas andanzas culturales y autor del libro mencionado, me han puesto a reflexionar otra vez acerca
del tema y, ahora sí, dejar solamente de pensarlo y comenzar a escribir sobre
esos pedazos de memoria que guardamos, de nuestras historias locales e intentar
darle un sentido a lo que se hizo y hace en la ciudad de Barquisimeto en
materia cultural y porque creo que podemos percibir tanto el continuo como las
rupturas, los repliegues o auges de los distintos hechos culturales de la zona
y porque, corresponde a un escenario, a un paisaje, que posee ciertas caracteristicas
socioeconómicas, culturales, históricas y políticas.
Esto que reseño corresponde sólo a una pequeña
agrupación, sucedió en una ciudad con historia, con identidades múltiples que
se han forjado a lo largo de los años y que identifican a quienes la habitan. O
tal vez no, tal vez no seamos más que colectivos dispersos.
Por estos dias, en el país, creadores y creadoras se sumergen en el
papeleo que les garantizará dinero y que los convertirá en complacientes,
políticamente correctos , sumisos hacedores de cultura. Otros, huyen del país
con las tarjetas de crédito y los dólares asignados por el gobierno, no
entregan nada a cambio porque seguramente nunca produjeron sino mediocridades,
esos no hacen falta en el país y además,
se dedican a hablar pestes de aquel al
cual timaron, comportándose cual
perseguidos políticos cuando aquí nadie se acuerda de ellos, son prescindibles,
allá los extranjeros si quieren darles tribuna y trabajo. En cambio, la mayoría seguirá
aquí creando, creando, como si nada.