
Este domingo debía regresar el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, a su país. Los golpistas prohibieron el ingreso de cualquier avión a su territorio. El autoaislamiento de esa nación se hace cada vez más fuerte, como una suerte de anillo que se cierra en torno al cuello del valeroso pueblo hondureño, el cual lleva días en movilización permanente. Se han trasladado desde todas partes del país hacia la capital, generalmente, a pie, pues los buses en que viajaban han sido ametrallados por los soldados.
Leo que los golpistas dicen de Obama que es "un negrito que no sabe nada de nada". No les importa que desde la OEA y la ONU hasta organismos económicos como el BID o el FMI lo condenen o aíslen. Se saben apoyados por suprapoderes. Algunos analistas hablan de encubierta ayuda norteamericana, recordemos, además, que ese país cuenta con una base militar en territorio hondureño. También, que existe apoyo directo de las trasnacionales de las comunicaciones al golpe de Estado. Basta con ver CNN y la censura que hicieron de las declaraciones del presidente Obama condenando el golpe. No sólo es un cerco militar, político, es también mediático. Los más importantes periódicos de ese país se encuentran en manos de la derecha hondureña. En lo económico, recordemos que los países centroamericanos vien, en gran parte de la producción frutícola. Dole, por ejemplo, es una trasnacional que pertenece a la Standrad Fruit y tiene haciendas en Honduras (también en Panamá, Costa Rica, Ecuador y Colombia, entre otros) . Es decir, que un gran poder económico se encuentra tras el golpe.
Estamos asistiendo, entonces, a un momento histórico muy triste para nuestros pueblos, para las luchas de quienes desean un continente sin pobreza, con más igualdad, con justicia social. El continente se enfrenta a un "ants y un después de Honduras". Lo que ocurra durante las próximas horas será definitivo para las luchas emancipatorias del siglo XXI.